Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.

lunes, mayo 29, 2006

A la escucha

En mi bloque las paredes son de un hilo fino, que amplifica las conversaciones que se mantienen en cada piso. Así, es fácil saber que al hijo recién nacido de mis vecinos le toca pecho a la cinco de la mañana. Su otra hija, no duda en llamarme “señor”, a un jovenzuelo como yo. La vecina de arriba, vive siempre asomada a la ventana. Y cuando digo siempre, es siempre. Lavo la ropa, y la tiendo, allí está ella. La recojo, allí esta ella. Abro la persiana por la mañana, allí está ella. Es como la madre de psicosis, sólo que pienso que lo único que pasa es que se aburre un tanto y no debe estar muy enterada de los baratos viajes del inserso. Estoy por dejarle un folleto en el buzón.

Pero la vecina más interesante está al otro lado del patio. Es como una consultora sentimental con sus amigos o familiares. Tiene amplias conversaciones a la vera de los que visitan su casa, que le hablan de todo tipo de asuntos, desde problemas de pareja, hasta problemas de inmigración. Es como la Elena Francis de mi calle.

Mi alma cotilla a veces no puede evitar escuchar, en contra del principio que como hombre me impide leer, o ver la tele y escuchar a la vez. Yo, en escuchar conversaciones cercanas a la vez que realizo otros asuntos, me considero una excepción. Lo siento, no lo puedo evitar.

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