Érase una vez, la sensibilidad. Y claro, como no podía ser de otro modo, la sensibilidad se sintió herida por el orgullo.
El secreto de sentirse bien no es creer que se comparte mucho, si no en dejar de preocuparse por las cantidades de amor que se reparte.
Érase una vez el orgullo. Y claro, como no podía ser de otro modo, se escondió cuando el miedo apareció.
El secreto de ser importante, es evitar actuar como si necesitáramos serlo.
Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.
jueves, mayo 18, 2006
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2 comentarios:
Que comentarios más bonitos. Da gusto leer este diario!
Sin embargo, permiteme, no entiendo de que tiene miedo el orgullo,
¿ De ser poco sensible ?
EL orgullo tiene miedo de quedarse sólo. Caput, he dicho.
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