Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.

domingo, febrero 25, 2007

Push out

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De pronto, el piloto notó una gran explosión, seguida de una gran humareda. Sostuvo fuertemente los mandos de la avioneta, Spitfire de 1936. Los segundos que pasaron hasta que su campo de visión se liberó del humo, fueron eternos. Cuando por fin pudo ver con claridad el horizonte, miró a izquierda y a derecha, para valorar los daños. Tenía miedo, mucho miedo. Se temía lo peor. El ala derecha exhalaba humo como si de una chimenea se tratase. Un pequeño traqueteo comenzó a mover su asiento, y notó como el mando de su avión se endurecía y se inclinaba con fuerza a la derecha. Pasados unos segundos interminables, el traqueteo se volvió más agresivo, y un ruido seco coronó y puso nombre a su temido pensamiento.

- ya está

El piloto agarró la hebilla de su cinturón, como si necesitara comprobar que al menos algo, funcionaba correctamente. El mando del avioneta vibraba y apenas respondía a los movimientos del piloto. El altímetro marcaba una cifra lo suficientemente alta, como para pensar en una caída libre y desestimar el aterrizaje de emergencia.

- mierda

Tan sencillo como eso. Tan fácil como una tuerca que se sale, un material en mal estado, un descuido, un pájaro… Cualquier cosa.

La avioneta viraba cada vez más hacia un ángulo que se antojaba peligroso, y veloz. Rápidamente, se deshizo del cinturón que le unía al asiento. Levanto la seguridad del vidrio de la cabina y con un gesto rápido abrió la tapa que encerraba el botón grabado con las letras “PUSH OUT”. El puño, envuelto en guante, apretó con fuerza el botón.

Y en un instante sintió como el viento abofeteaba como una marioneta su cuerpo. Estaba a merced de la caída libre, del viento, de su paracaídas. Apenas le dio tiempo a ver como la avioneta caía en picado, sangrando humo.

Apenas unos instantes después accionó su paracaídas y la lentitud volvió a su consciencia.

El miedo por fin le dejó apreciar el paisaje bajo sus pies. La tierra iba poco a poco definiéndose a sus ojos. Se sentía un héroe. Su misión había sufrido un sabotaje, pero por lo menos, estaba vivo, y podría contarlo. De repente, el piloto notó como alguien a su espalda le hablaba:

- Cuando estemos llegando a tierra, procure mantener las piernas flexionadas, y deje que yo recoja las cuerdas del paracaídas.

- De acuerdo, espetó el piloto despertando de su sueño, y volviendo a la consciencia del siglo XXI con el instructor a su espalda.

- Creo que mañana, ya podrá tirarse usted sólo, contestó el instructor. ¿Cree que está preparado?

Y el alumno no contestó a sus palabras. El instructor se temía que no le estaba escuchando, pues tenía la misma cara de mirada infinita que al comienzo del salto…

miércoles, febrero 21, 2007

El post del mismísimo Alatriste

Los próximos días se me avecinan duros profesionalmente hablando. Soy esclavo de mis motivaciones, y basta retarme para sentir que tengo una barrera a superar. Que me esperen dispuestas las galeras de guerra, los cañones, las espadas, los rifles, y las banderas escondidas tras la forma de político remilgado, de traje estrecho, pose populista y semblante serio. Les espero. Yo pongo la carne en el asador. Yo pongo los ovarios, los cojones y me planto con mi gente en un plis-plas en Abril, vencedor y rindiendo la plaza a mis pies. Aunque me cueste trabajar veinticuatro horas al día. Aunque me cueste otra herida de guerra más. Por orgullo. Por las personas que cada día me dicen que el esfuerzo merece la pena, por las personas que no les importa levantarse a las cuatro de la mañana. Porque algo les importa. Porque algo les ilusiona. Y porque un día no muy lejano me enseñaron que lo importante no es el lugar, ni el momento. Es la actitud con la que lo afrontes. Pues por eso.

lunes, febrero 19, 2007

Galletas María

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Llevaba tiempo sin encontrarme un rato sólo con mí mismo, y mi cocina. Me he comprado un molde para el bizcocho de silicona. Y hoy lo estreno. Que ilusión. Lo que más me gusta de la cocina es que deja volar muchísimo la imaginación. Empiezo preparando un bizcocho casero con su yogurth de limón y acabo añadiendo ingredientes que lo terminan transformando en un pastel de calabacín, y galleta maría.

Y es que no hay nada como dejar volar la imaginación…y tener los ingredientes justos en la nevera.

viernes, febrero 16, 2007

Ibuprofeno

Me van a dar un premio al cabezota del año. No me rindo tan fácilmente. Me falta mala leche, pero me sobra paciencia y constancia.

Por otra parte, que el médico me haya recetado ibuprofeno, me escama. Temo estar fidelizando demasiado con el sexo opuesto. Son demasiadas coincidencias.

miércoles, febrero 14, 2007

Déme usted un querer

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Dicen que querer es poder.

Yo, tengo días que se convierten en puro querer y no poder.

A veces, lo que digo es un querer.

Otras, francamente querida, me importa un bledo.

A menudo quiero más de lo que puedo, otras puedo más de lo que quiero.

Muchas veces me da vergüenza decir al alguien que le/la quiero.

A menudo escribo en mi querido diario.

Y quien algo quiere algo le cuesta.

Ups, no sé lo que realmente quiero.

Y sin embargo tengo claro lo que no quiero.

Yo te quiero, tú me quieres, él me quiere, ella me quiere.

Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere

Yo quiero ser libre, como el sol cada mañana...

I want to break free.

Yo, también…os quiero.

lunes, febrero 12, 2007

viernes, febrero 09, 2007

Diagnóstico, reservado

Al doctor le bastó media hora de preguntas para realizar su diagnóstico. Hacía ya más de tres meses que su vida se resumía en una suma de rutinas diarias. Empezó a confundir la realidad con el sueño, y dejó de prestar atención a sus proyectos.

- Falta de motivación. Espetó.

No conseguía sacar a flote sus sentimientos. Por primera vez en más de cuatro años, notó el peso de la soledad en su espalda. Como un saco de piedras. Los apoyos que le sostenían se esfumaban en quimeras. Sólo. Sin ilusión. Como el autostopista que espera en la cuneta a que le recojan.

No es la espera. Es esperar sólo.

jueves, febrero 08, 2007

House aproaching

Me voy a comprar un bastón, como House. Voy a simular una cojera, voy a simular muy mala leche, y voy a sonreír lo justo a lo largo del día.

¡Mierda!

¡No puedo!

lunes, febrero 05, 2007

Ieri, oggi, domani (Ayer, hoy, mañana)

Hoy he pasado la hoja del calendario. Ese calendario me lo compré en Roma, justo al lado de la Fontana di Trevi. Es un calendario que cumple todos los requisitos para venderse en un puesto “anzuelo” de turista. Y yo, cuando se trata de un lugar con historia de cine, me siento un turista de los auténticos. Podría de pronto, ponerme una gorra, unos pantalones cortos, una camiseta, y dejar colgar de mi cuello una cámara reflex, y de mi mano un plano gastado. Una vez visitado (y venerado) el cinéfilo lugar, vuelvo a luchar por sentirme lo menos turista posible, y me disfrazo con ropas lugareñas, adopto los acentos más extraños y miro al frente como si no tuviera nada nuevo por descubrir. Pero claro. Era la Fontana di Trevi. Y no pude evitar ponerme en el pellejo del turista ensimismado con el cine de Giuseppe de Santis, Vitorio de Sica, o Fellini, que llega a aquella fuente y de pronto comienza a sufrir una extraña sensación.

La primera impresión es de sorpresa. Ningún plano de cine ha sido lo suficientemente atrevido como para mostrar el angosto sitio donde se sitúa esta fuente. Y la segunda impresión es de admiración. Si recorres la Via di San Vicenzo para llegar a la fuente, una extraña mezcla de sonido te comienza a roer el alma. Este sonido se compone de dos partes. Una es la multitud de turistas que se agolpan a su alrededor. Otra es el sonido del agua al caer. La estrechez de esta calle de repente se transforma en un lienzo que expone de forma brutal: La fuente, los turistas, y el agua. Y de pronto comprendes un poco más a Fellini, y a Anita Ekberg.

El mes de febrero en mi calendario está coronado por el cartel de la película Ieri, oggi, domani (Ayer, hoy, mañana) de la insigne Sophia Loren. Y al verlo me he acordado del viaje. Después he apuntado las citas relevantes del mes (cumpleaños, citas, fines de semana…) Y justo después me he recordado del momento en el que me subí en una Vespa aparcada en el centro de Roma. Esperando que ella me hiciera una foto, y saliera lo más parecida posible a Gregoy Peck, en Vacaciones en Roma. Y por un momento me imaginé que la moto arrancaba, y nos dedicábamos a pasear por toda Roma. Al bajarme de la moto, volví a mi realidad de turista ilusionado, de a pie, de trabajo de sol a sol y de postal dedicada. Pero ni la mismísima Audrey Hepburn, me haría olvidar todos los momentos que pasé junto a ella en Italia. Ni ayer, no hoy, ni mañana.

viernes, febrero 02, 2007

¿Porqué?

En cierta parte, comprendo a mis amigos cuando me dicen que este blog no les gusta. En realidad, no acabo de convencerme de que le guste a alguien (excepto a mí). Lo que más me sorprende es que hasta las personas que mejor te conocen les de reparo leer los post más personales. ¿Porqué? De qué tienen miedo, ¿de saber de mí?, o de saber sobre ellos mismos…