Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.

domingo, julio 30, 2006

Hemisferios

Ayer soñé que escribía con la mano izquierda. Soy diestro, pero en mi sueño era como si no supiera manejarme con mi mano derecha, así que utilizaba la izquierda para todo.

El cerebro humano se compone de dos hemisferios. El izquierdo procesa las capacidades verbales, analíticas, racionales, temporales, lógicas y lineales. El hemisferio derecho es el dueño de nuestras reacciones inconscientes, atemporales, irracionales, espaciales e intuitivas.

Cada uno de nosotros desarrollamos, en mayor o menor medida, las capacidades de cada hemisferio. Esto explica que muchas veces nos perdamos, dejemos de sentir el paso del tiempo, hagamos cosas irracionales sin que sepamos el porqué. En esos momentos el hemisferio derecho está ganado la partida al izquierdo. En esos momentos, la pasión, la inconsciencia, el roce, una mirada, una palabra, puede ser suficiente para volvernos locos. Que tire la primera piedra aquel que nunca haya:

- Perdido la noción del tiempo
- Tenido un pálpito, una intuición, sin base razonada aparente.
- Comprendido una metáfora, un símbolo, una representación alegórica.
- Sentido algo que no haya sido capaz de explicar con palabras.

Estamos gobernados por el hemisferio derecho.

Pero también a veces la química de nuestro cuerpo, se pone las gafas y medita. Medita razonadamente. Que levante la mano aquel que nunca haya:

- Descrito un objeto con palabras.
- Medido el tiempo para no llegar tarde a un sitio.
- Resuelto un problema matemático, simple o complejo.
- Conectado dos pensamientos, para formar un solo, totalmente lógico

Nos gobierna el hemisferio izquierdo.

La eterna inercia de hacernos a nosotros mismos la vida más fácil y evitar los problemas, nos hace usar regularmente uno sólo de los hemisferios. Seguro que existen tantas personas viscerales, como calculadoras. La ciencia nos dice los hemisferios cerebrales están conectados. Esto explica que muchas veces, uno más uno, no sea igual a dos. Explica que hay personas que no necesitan recibir tanto como dan. Explica que haya gente que sienta el amor como una fórmula matemática, en la que las incógnitas son los sentimientos.

Y los del hemisferio izquierdo (el racional), se empeñarán en medir el cariño con bodas, bautizos, sexo, comuniones de partidos políticos y faldas de corte vintage. Éstos, no tendrán miedo en calcular las posibilidades de éxito, la fecha de su muerte, los hijos que pueden tener y los gastos que pueden suponer, así como las veces que gana su equipo.

Mientras, los del hemisferio derecho (los pasionales), lucharán con harapos por su inconsciencia, por su “porque no me da la gana”, por su pasión por el arte de lo inconcebible. Recibirán hostias continuas por su inocencia. Responderán con rosas a los tanques, y derrocharán sus sentimientos amando sin sentido…

Pero ya basta, por favor, ya basta de dividirnos en dos. Basta de separar nuestros sentidos y comportamientos. Sería maravilloso experimentar todos los matices que existen entre los polos que nos imponemos inconscientemente:

Izquierda y derecha.
Norte y Sur.
Azul y Rojo.
Pepsi y Coca-Cola.
Riqueza y Pobreza.
Blanco y Negro.
Cola Cao y Nesquick.
Hombre y mujer.
Cruces y medias lunas.
Sudor y sangre.
Sentido y sensiblidad.
Papa Noel y los Reyes Magos.
Padre y Madre.
Arena y Agua.
Beatles o Rolling Stones

Tú y yo.

miércoles, julio 26, 2006

La garganta del sinsonte

Ayer, mientras caminaba por la calle, pensativo, la persona que iba justo delante de mí se paró y me miró de repente. En ese momento me descubrí hablándome en voz alta a mí mismo. La cara de la persona fue bastante condescendiente. Una de dos, o bien me afectó demasiado el calor de la tarde, o necesito unas vacaciones.

En ese momento vino a mí la canción de Silvio…


Si no creyera en la locura
de la garganta del sinsonte
si no creyera que en el monte
se esconde el trino y la pavura
si no creyera en la balanza
en la razón del equilibrio
si no creyera en el delirio
si no creyera en la esperanza
si no creyera en lo que agencio
si no creyera en el camino
si no creyera en el sonido
si no creyera en mi silencio
qué cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
qué lucecitas montadas para escena
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera
un testaferro del traidor de los aplausos
un servidor de pasado en copa nueva
un eternizador de dioses del ocaso
júbilo hervido con trapo y lentejuela
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera
si no creyera en lo más duro
si no creyera en el deseo
si no creyera en lo que creo
si no creyera en algo puro
si no creyera en cada herida
si no creyera en la que ronde
si no creyera en lo que esconde
hacerse hermano de la vida
si no creyera en quien me escucha
si no creyera en lo que duele
si no creyera en lo que quede
si no creyera en lo que lucha
qué cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
qué lucecitas montadas para escena
qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera.

lunes, julio 24, 2006

LA FRUTERA DEL PASEO DE LA ESPERANZA

Qué guapa es la frutera,
Cuando al abrigo de la báscula,
Me pesa las peras.

Qué bonitos ojos tiene,
Cuando con sus guantes,
Un melocotón sostiene.


(sic)

jueves, julio 20, 2006

Piel de gallina

Mira hacia el infinito. No, no me mira. Sí, si me está mirando. No, ahora no. Sí, ahora parece que sí. Me pregunta con la mirada, me inquiere, me pide algo. No sé. Es su mirada, me confunde. Parece que me adivina el pensamiento.

Sigue ahí, mirándome. Sigue inexpresando algo. Me molesta. Me aturde. No sé que hacer con las manos. No puedo apartar la mirada, y cuando lo hago, vuelvo al segundo a mirar en la misma dirección.

Ya no me mira, pero la miro.

Me mira.

Rehúyo la mirada. ¿Qué pasa? Me pongo nervioso. Me gustaría ponerme de pie y marcharme. Pero no puedo. ¿Qué pretende?

Otra vez, otra vez me inquiere con la barbilla. Le respondo con cara desencajada arqueando mis cejas. Nada.

Un frío escalofrío recorre mi piel. Siento la camisa pegada por el amargo sudor en mi espalda. Ella se levanta y se siente en el único hueco libre que quedaba en el banco, justo delante mía. Me sigue mirando.

Son unos ojos claros, azules, de un color ártico, helado. Sostengo la mirada unos segundos, los suficientes como para que un repentino temor me inunde otra vez. Es el mismo demonio.

Y sigue ahí, mirándome. Hasta que de repente se levanta, se acerca. Mi corazón late al doble del ritmo de los pasos que la acercan a mí. Quiero irme. Pero no puedo. Ya está ahí. Le queda muy poco para tocarme…

Y con un gesto inexpresivo, me pone la mano en el hombro y espeta: Eh, chaval, que llevas la bragueta abierta…

lunes, julio 17, 2006

Trópicos

A que no te acuerdas del día que naciste. Estabas, eso seguro. Tus padres se llevaron la mayor felicidad de sus días. Incluso te costaba apreciar los cambios que sufría tu cuerpo. Crecías y engordabas a pasos agigantados. Incluso reías las gracias que no comprendías. En el fondo, empatizabas con los seres que te cuidaban.

A que no te acuerdas del día que hablaste. Pues sólo aspiraste un ruidito, que apenas escucharon tus padres, volvieron felices cada segundo que seguía a tu ruidito. Y allí empezó todo. Comenzabas a transmitir mejor lo que querías, incluso podías conseguir enfadar, alegrar o cambiar el humor de quien te rodeaba a tu antojo.

Tus primeros recuerdos, son de caras, de gestos, de juguetes, de anécdotas. Seguro que son recuerdos sueltos, absurdos, sin aparente sentido. Seguro que sonríes al acordarte de ellos. Son buenos, eso sin duda.

La memoria es selectiva en nuestros primeros años. La primera vez que fuiste consciente de llorar, lo hiciste con todas tus ganas. Para ti se había cometido la mayor injusticia del mundo. Ya empezabas a vislumbrar que todo no era tan fácil como antes.

Después la memoria te conduce a tus aventuras, tus travesuras, tus hermanos, primos, tus primeros amigos. Entonces lo importante era sonreir. El colegio te abrió los ojos. El mundo se abría ante ti. Aprender, no era difícil. Hacer lo que mandaban los profesores, a lo mejor sí era difícil.

Crecías, y un montón de partículas de tu cuerpo llamadas hormonas, empezaron a cambiar tu cuerpo, tu peinado, y tu manera de vestir. Ya no había porque hacer lo que mandaran los padres, los profesores, los jefes, los señores de la tele. Todo era cuestionable. Decir a todo que no era un gran lujo. Todo se podía hacer de otra manera. El mundo estaba mal hecho, y tú, junto con un montón de hormonas, te creías capaz de cambiarlo.

Y llegó el día en el que además, creíste enamorarte. Y nuevamente cambió tu cuerpo, tu peinado, y tu manera de vestir.

Después las hormonas se fueron escapando en todo el alcohol que bebiste, en todas las películas que viste, en lo libros que leíste, en los besos que diste, en las excursiones que hiciste…

Y de repente, te dolían las muelas del juicio. O eso, o unas increíbles ganas de independizarse te hicieron aventurarte a vivir fuera del hogar. La razón ya ganaba alguna batalla a la inconsciencia, y pronto comenzaste a valorar otros alcoholes, otras películas, otros libros, otros besos y otras excursiones. Tu pelo agradeció el cambio, y tu bolsillo empezó a necesitar tener una cartera que no tuviera ningún adorno que no fuera unos cuantos billetes, para vivir.

Y llegó el día en el que además, supiste enamorarte. Y sorprendido, te viste repitiendo una frase antes escuchada muchas veces, pero que no llegaste comprender hasta entonces. Merece la pena, ya lo creo.




Y a partir de ahí, el tiempo se pasa volando. La frase –parece que fue ayer- se convierte en una muletilla a compartir con los amigos o la familia. Incluso la tristeza parece que te vence, cuando el dolor transforma la vida de alguien a quien queremos en recuerdos, sin opción a despedirnos.

Y todo es tan rápido que apenas nos da tiempo a vernos reflejados en la sonrisa de aquellos que comienzan el camino, patucos en pie, babero en pecho y ojos de travieso.

Los recuerdos son tantos que hemos tenido que inventar el vídeo y las cámaras digitales, para convencernos, de que sí, de que parece que fue ayer,

De que todo merece la pena,

Ya lo creo.

domingo, julio 16, 2006

Instante

Sin motivo,
Respiro,
Y en este instante,
Mi corazón,
Seis veces ha latido,
Y respiro.

miércoles, julio 12, 2006

Primera persona. Femenino. Singular.

No me identifico con la vulnerabilidad de la inconsciencia. Me emborracho, me drogo, y me enamoro de historias sabiendo lo que tengo entre manos. Soy consciente de mis sentimientos y no me escudo en la euforia de los primeros síntomas para creerme única o imprescindible. Lo único que busco es una vía de escape hacia mí misma. Sin hacerle daño a nadie. Sin hacerme daño.

Es difícil.

Complicado.


Más aún sostener en tu espalda el que dirán o el que pensarán. Pesan mucho las costumbres, los deseos, las ideas.

Pero no.

Me niego.

A ser más de lo mismo.

A ser lo que se espera de mí.

A ser lo que se presume de mí.

A ser lo que quiero que veas de mí.

A ser una más.

A ser amada sin pronósticos de futuro, ni pasado.

A ser servida por propósitos interesados.

A ser esclava de reglas o mandatos.

A ser coballa sobre jaula, y sobre noria. Enjaulada.

A no ser fondo, a no ser deseada.

A eso.

A todos.

A nada.





Por eso,

Por todos,


...

lunes, julio 10, 2006

Soluciones al punto y seguido

Lo prometido es deuda. Dos posibles soluciones al enigma del punto y seguido:


Solución Bécquer:


Miedo, podría definirlo como miedo. Estaba escondido, observando como el viento removía el pelo sobre un costado de su espalda. Dormida, miro sin saber si te llego, te alcanzo o me resigno. Llegado un momento concreto, por fin pude poner nombre a un sentimiento. Llegado ese momento por fin pude entenderlo. Duele,tengo miedo y me conmueve. Amor.


Solución Hitchcock:

Miedo, te podría congelar la sangre. Era su pensamiento escondido. A un costado de la cama, el cuerpo sin vida, tumbado sobre un charco de sangre apuntaba hacia la puerta. Allí, el asesino dejó restos de pelo sobre el cuchillo que hace un momento removía la muerte de su descanso. Fue en un minuto en concreto. Fue un crimen pasional. Fue un crimen por Amor.

jueves, julio 06, 2006

Punto y seguido. (Capítulo I)

Escríbase un comentario de no más de cinco líneas en un blog (puede ser, incluso éste).

Comiéncese con la palabra "Miedo", y termínese con la palabra "Amor"

En algún lugar del párrafo deberán aparecer las siguientes palabras:

"Concreto"

"Costado"

"Pelo"

"Remover" (en cualquier forma verbal)

"Escondido"

El párrafo deberá tener sentido.

Temática libre.


En caso de duda, recurra al pensamiento más difícil.

Daré mi párrafo antes del lunes.


Suerte.

martes, julio 04, 2006

Extracto de pensamiento

Un día cualquiera, en un tiempo presente, en algún lugar del mundo…


Imaginé estar al lado del sentido que me mueve, y susurrar al oído:

- Te voy a contar mis problemas, para que dejes de pensar en los tuyos, que en magnitud son de ningún modo comparables. Voy a dejar de un lado los prejuicios, y juzgar objetivamente a cada uno. Explorar, sentir, vivir en vosotros, ser un poco la pared sobre la que golpean las palabras que intentan definir estados de ánimo.

Y la respuesta del lado sentimental me dejó continuar con mi verborrea:

- Dime, soy todo oídos.

Y mi cabeza dejó de ser cabeza, para convertirse en pensamiento, de algún modo trasladado a la inconsciencia, y de paso, hablado:

- Voy a ser valiente, y renunciar a la apatía de la inconsciencia de mi incompetencia. No quiero ser la respuesta fácil, no quiero huir de la dificultad de los quehaceres del día a día. No renuncio a nada, a nada que pueda ser mínimamente aprovechable.

Tras lo cual mi pensamiento cayó en la necesidad de reafirmarse en lo vivido. Pero hubo alguien que no me dejó hablar y me contuvo:

- Has de ser paciente y selectivo, has de elegir y dejar atrás, por mucho que duela, aunque sea parte tuya.

Y mi contención no pudo más:


- Me niego, renuncio, abdico, de la necesidad de renovar lo que ya es parte mía, soy lo que soy gracias a lo vivido, soy lo que queréis, y además, lo que yo quiero. Soy parte de vosotros, soy parte de mi pasado, de mi sangre y de mi estado. Soy un cúmulo de defectos, de alguna manera ordenados. Soy lo que de alguna manera, he heredado.

Y el pensamiento encontró su fín.