El hombre de papel hace tiempo que dejó de pensar y tomarse las cosas a la tremenda. La ventaja de todo esto es que vivía despreocupado en un hilillo de felicidad que cubre los problemas y no los dejaba ver. Antes, cuando todo le afectaba en demasía. Cuando analizaba al segundo los gestos de las personas y buscaba siempre la vuelta a las palabras, antes, era más infeliz. Se preocupaba por todo. Ahora que la vida marchaba más deprisa decidió dejarse llevar, aún a costa de cometer fallos imperdonables y dejar de sentir y ser sensible. Dejarse llevar por el tiempo, el destino y las personas que le rodeaban. A ver que salía.
De repente, se levantó un día y se encontró falto de motivación. De pronto le costaba concentrarse en su vida diaria. Salía a la calle y no le movía nada especial. Cuando se despertaba por las mañanas su vida se convertía en un vacío que no sabía empezar a llenar. El hombre de papel se había acostumbrado a controlar sus sentimientos lo máximo posible, y a no dejarles paso. El hombre de papel se había equivocado. Y entonces el hombre de papel pidió perdón por todos sus errores, a todas y cada una de las personas a las que le había hecho daño.
Escuchando - Pastora - Invasión
Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.
lunes, noviembre 07, 2005
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