Un cinta de casete puede tener metros y metros de tiras de plástico alargadas. Estas tiras de plástico albergan una fina capa de material magnético donde guardan los datos que serán a su vez leídos por un cabezal. Este cabezal interpretará esos datos, por regla general, música.
Todas las cintas de casete tienen una duración, un comienzo y un final. Poseen además dos caras, la cara A y la cara B. Por ende, las cintas de casete pueden ser grabadas una y otra vez, mientras la pestaña de plástico de su parte superior permanezca intacta. Si eliminamos esta pestañita, la cinta permanecerá protegida y no podrá borrarse su contenido.
A lo largo de la vida una persona puede mostrar diferentes caras ante los demás. Todos tenemos nuestra cara A, o nuestra cara B. Las hay que tienen muchos más registros que esas dos caras, pero también hay personas que no cambian de cara, o bien las dos caras son iguales.
Nos pasamos el tiempo grabando vivencias una encima de otra. Rebobinamos, y grabamos, avanzamos, y grabamos. Los recuerdos permanecen ahí, hasta que los borramos. Aunque si no rebobinamos lo suficiente, nuestros recuerdos más antiguos permanecen, se quedan en la cinta.
Hay personas rígidas, que en su creencia de haber vivido un tiempo lo suficientemente feliz, quitan, arrancan las pestañitas de sus cintas, y no permiten que nada, nadie, nunca, grabe encima de sus recuerdos, protegiendo lo que creen que fueron tiempos felices. Se equivocan.
Algunos se arrepienten de proteger sus recuerdos, y restablecen con cinta adhesiva la pestañita que permitía grabar sobre sus vivencias, porque de pronto su vida cambia, se transforma.
Muy pocas veces, la cinta se descomponía, soltando metros y metros pensamientos. Y con una ansiedad insana la gente se dedicaba sin escrúpulos a quitar, sacar, esparcir toda la cinta.
Yo quiero que tu cinta tenga un comienzo. Que la infancia se grabe al inicio de tu cara A, feliz, vital, expresiva, y que cada momento que merezca la pena vivir se grabe. Para que cuando no estemos en el mejor de los instantes, rebobinemos. Rebobinemos hasta encontrar aquellos recuerdos. Y una vez lleguemos a los malos otra vez, grabemos sobre ellos.
No obstante yo quiero que dejes también algunos momentos difíciles, en medio de cada cara. Porque mientras tengamos espacio en la cinta, podremos rebobinar cada vez que superemos las dificultades, y acordarnos de todo lo que nos ha costado llegar hasta aquí.
Y quiero comenzar la cara B de la cinta, resumiéndote, y contándote. Y no quiero proteger mi cinta. Quiero que todo el mundo escriba, se grabe, se haga notar en mi cinta. Si no tengo espacio suficiente, ya me cuidaré de borrar lo que menos me importa. No quiero pasar de prisa mi cinta, quiero saborear cada minuto, darle la vuelta a las caras, escuchar lo bueno y lo malo. Yo quiero ser la cinta que alguien un día puso a grabar una noche de 1979, y todavía ni si quiera ha cambiado de cara. Yo quiero seguir escuchando.
Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.
jueves, junio 29, 2006
domingo, junio 25, 2006
Silencio, se rueda
En mi barrio, se ruedan películas.
O cortos, me da lo mismo. Pero se ruedan. El silencio se hace en la calle, flanqueada por ayudantes con gorra que hacen lo posible porque no te cruces en el plano de la cámara. Y las cajas metálicas, unas encima de otras, abiertas, cerradas. Un par de sillas, y un trípode con una cámara. Jo, una cámara de cine. Me las imaginaba enormes, como las que salen en los “making-of”, sobre una interminable fila de raíles.
Ésta cámara era más pequeña, pero era una “cámara de cine”. Y el director rodeado de personas que le miran que hablan, y los actores esperando a entrar en escena. El del micrófono que porta una pértiga se hace dueño del espacio. Y el maquillador retocando a otro actor, mientras esperan a prepararse a entrar en escena.
De repente, todos se mueven a la ven hacia un sitio determinado.
Se hace el silencio.
Y la claqueta. ¡ Una claqueta! Estalla en los brazos del ayudante del director.
Silencio, se rueda.
Y entonces los actores, actúan. Y el tiempo, ese tiempo, apenas minutos, o segundos que dura la toma. Ese tiempo que se transforma en celuloide, que se transforma en imagen, que se proyecta en un a pantalla y que a veces, tantas veces nos emociona.
Corten
Y el silencio se hace barullo, se hace vaivenes, se hace tripa de lo que antes era corazón. Son bambalinas en la calle. Son espectáculo en carne viva.
O cortos, me da lo mismo. Pero se ruedan. El silencio se hace en la calle, flanqueada por ayudantes con gorra que hacen lo posible porque no te cruces en el plano de la cámara. Y las cajas metálicas, unas encima de otras, abiertas, cerradas. Un par de sillas, y un trípode con una cámara. Jo, una cámara de cine. Me las imaginaba enormes, como las que salen en los “making-of”, sobre una interminable fila de raíles.
Ésta cámara era más pequeña, pero era una “cámara de cine”. Y el director rodeado de personas que le miran que hablan, y los actores esperando a entrar en escena. El del micrófono que porta una pértiga se hace dueño del espacio. Y el maquillador retocando a otro actor, mientras esperan a prepararse a entrar en escena.
De repente, todos se mueven a la ven hacia un sitio determinado.
Se hace el silencio.
Y la claqueta. ¡ Una claqueta! Estalla en los brazos del ayudante del director.
Silencio, se rueda.
Y entonces los actores, actúan. Y el tiempo, ese tiempo, apenas minutos, o segundos que dura la toma. Ese tiempo que se transforma en celuloide, que se transforma en imagen, que se proyecta en un a pantalla y que a veces, tantas veces nos emociona.
Corten
Y el silencio se hace barullo, se hace vaivenes, se hace tripa de lo que antes era corazón. Son bambalinas en la calle. Son espectáculo en carne viva.
jueves, junio 22, 2006
Aritmética Psicológica (Parte II)
Problemas de logística + Incomprensión masiva = Desastre presvisto
Deseos de grandeza + Descuidos confiados = Desastre imprevisto
Estados de apatía + Desazón y desilusión = Cara de pomelo
Deseos de empatía + Ilusiones infundadas = Cara de pepino
Tiempo para pensar + Pensamientos en ocupar tiempo = Deseos embarazosos
Tiempo sin pensar + Vivendo al momento = Embarazo no deseado
-Problemas logísticos me impiden cambiar las canciones de la radio, pero prometo solucionarlo lo antes posible-
Deseos de grandeza + Descuidos confiados = Desastre imprevisto
Estados de apatía + Desazón y desilusión = Cara de pomelo
Deseos de empatía + Ilusiones infundadas = Cara de pepino
Tiempo para pensar + Pensamientos en ocupar tiempo = Deseos embarazosos
Tiempo sin pensar + Vivendo al momento = Embarazo no deseado
-Problemas logísticos me impiden cambiar las canciones de la radio, pero prometo solucionarlo lo antes posible-
domingo, junio 18, 2006
Razones
El sonido rasgado del lápiz, que surca el papel, que describe dibujos, que me enseña. El sonido. El sonido que sale del bello del dedo, arañando el papel. Yo de pequeño, creía que los dibujos salían de ese sonido.
El tocadiscos, las valquirias, los raveles, mahler, bach,…
Perseverancia, constancia, el olor agrio del lienzo reciente, blanco. Por cada óleo grabado para siempre en mi olfato. Por el regazo embebido en música. Por que en los libros está todo.
Por todo eso.
El tocadiscos, las valquirias, los raveles, mahler, bach,…
Perseverancia, constancia, el olor agrio del lienzo reciente, blanco. Por cada óleo grabado para siempre en mi olfato. Por el regazo embebido en música. Por que en los libros está todo.
Por todo eso.
jueves, junio 15, 2006
Episodios Musicales (Capítulo I)
Para inaugurar la radio que he instalado en el margen derecho, que mejor que un post.
¿Quién no tiene una banda sonora para su vida? Esas canciones que recuerdan tantos momentos, esas músicas que evocan una época...
Me reconozco de gustos musicales bastante dispares, en general. Sin embargo el primer episodio musical de mi vida fue la banda sonora que pusieron en el vídeo VHS de mi primera comunión. Atentos a la escena. Veinte chavales de pantalón corto, angelicales, pajaritas (entre ellos, yo), corbatitas, y un marinerito que no debió asumir muy bien el trauma de ser el único que se vistió así, y decidió estudiar derecho en una universidad privada. Pues bien, todo perfecto, impecable, una ceremonia ceremonial donde las haya, la familia, y en el vídeo sonando de fondo Jeannette cantando “Por qué te vas”. De esa versión, a la que cuelgo en el radio blog, dista un mundo. La principal diferencia la marcan Perales y los samplers.
Perales, a quien he redescubierto, junto con Julio Iglesias como los reyes del “despecho nacional”. Qué me decís de las letras de sus canciones como “Hey”, o “Y cómo el él”. Para homenajearle pongo la archiconocida “Y a su barco le llamó libertad”
Y de Julito Iglesias a la música francesa, con Francoise Hardy , cuya canción “Comment te dire adieu” me empuja a levantarme de la silla y bailar, La descubrí en el corto “La Explicación” de Curro Novallas.
Y enlazando la música con el cine, una canción de otro tiempo, y otro mundo. Siboney. Si te has reído, es que ya tienes una edad...
Y por último he puesto dos pizpiretas cantantes, que me parecen un pequeño oasis en el desolador panorama musical español. Pastora Y Nena Daconte.
¿Quién no tiene una banda sonora para su vida? Esas canciones que recuerdan tantos momentos, esas músicas que evocan una época...
Me reconozco de gustos musicales bastante dispares, en general. Sin embargo el primer episodio musical de mi vida fue la banda sonora que pusieron en el vídeo VHS de mi primera comunión. Atentos a la escena. Veinte chavales de pantalón corto, angelicales, pajaritas (entre ellos, yo), corbatitas, y un marinerito que no debió asumir muy bien el trauma de ser el único que se vistió así, y decidió estudiar derecho en una universidad privada. Pues bien, todo perfecto, impecable, una ceremonia ceremonial donde las haya, la familia, y en el vídeo sonando de fondo Jeannette cantando “Por qué te vas”. De esa versión, a la que cuelgo en el radio blog, dista un mundo. La principal diferencia la marcan Perales y los samplers.
Perales, a quien he redescubierto, junto con Julio Iglesias como los reyes del “despecho nacional”. Qué me decís de las letras de sus canciones como “Hey”, o “Y cómo el él”. Para homenajearle pongo la archiconocida “Y a su barco le llamó libertad”
Y de Julito Iglesias a la música francesa, con Francoise Hardy , cuya canción “Comment te dire adieu” me empuja a levantarme de la silla y bailar, La descubrí en el corto “La Explicación” de Curro Novallas.
Y enlazando la música con el cine, una canción de otro tiempo, y otro mundo. Siboney. Si te has reído, es que ya tienes una edad...
Y por último he puesto dos pizpiretas cantantes, que me parecen un pequeño oasis en el desolador panorama musical español. Pastora Y Nena Daconte.
martes, junio 13, 2006
A un Acróbata
Y llegado un momento, no definido pero presente, pensó que desde este punto de inflexión, podía recuperar el tiempo perdido. Desde la nada, esperando afrontar el futuro con gran responsabilidad, sin aún tenerla segura. Siempre se fijó en aquel que cortó la piedra con la constancia, la perseverancia y la esperanza. Y al menos estos pesos formarán su balanza. Suerte, se deseó a sí mismo. Porque todo viene junto, seguido, concentrado. Y se imaginó siendo un acróbata, sobreponiendo y calculando cada movimiento, hasta convertirlos en rutina...
domingo, junio 11, 2006
Hay días...
Hay días, que describen líneas perfectas,
Hay días que se recordarán siempre,
Hay días en los que el tiempo se para,
Hay días en los que todo parece lo que es, y lo que es es maravilloso.
Hay días, que...
Hay Días...
¡QUÉ DÍA!
Hay días que se recordarán siempre,
Hay días en los que el tiempo se para,
Hay días en los que todo parece lo que es, y lo que es es maravilloso.
Hay días, que...
Hay Días...
¡QUÉ DÍA!
jueves, junio 08, 2006
Ánimos, abrazos.
La mejor noticia desde hace mucho tiempo, es que mientras una persona lucha por vivir, el resto sentimos como nuestro, cada uno de los sentimientos que asoman de las personas que le quieren.
Ánimo, Gon. Un abrazo.
Ánimo, Gon. Un abrazo.
martes, junio 06, 2006
Estrategias...
Una partida de Ajedrez comienza con todas las fichas en la misma posición. Hay 64 escaques, mitad blancos, mitad negros. Hay 32 piezas, mitad blancas y mitad negras. Cada pieza es singular y tiene unos movimientos exclusivos. Las hay más poderosas (las Damas, las torres, los alfiles), las hay más díscolas (los caballos), las hay vulnerables (el Rey), y las hay más limitadas, pero más numerosas (peones).
En el ajedrez los comienzos de las partidas se denominan aperturas. Existen aperturas abiertas, y aperturas cerradas, dependiendo de la forma de desplegar las fichas. Existen enroques, y también un peón puede llegar a convertirse en una dama.
Cuando nacemos, todos lo hacemos en igualdad de condiciones, nos ponen un tablero, que tendrá más o menos escaques (posibilidades). Cuando nacemos podemos ser Reyes, Torres, Caballos, Peones,... y dependiendo de lo que seamos, nos movemos en un sentido o en otro. Cuando comenzamos a vivir, podemos elegir nuestra manera de plantear la vida, estableciendo una estrategia, que nos puede llevar a la victoria, a la derrota, o a las tablas. Nos enrocamos en muy distintos modos (y maneras), y hay muy pocos peones que lleguen a ser damas. Los hay que abandonan a la mitad de la partida, los hay que se sacrifican por otras piezas, incluso los hay que no se mueven en toda la partida.
Existen numerosos tipos de Aperturas en el Ajedrez, y muchas tienen nombre. Un ejemplo de los nombres de las aperturas son: Apertura Escocesa, Apertura Española o de Ruy lópez, Inglesa... Así mismo, las defensas también tienen nombre (Karo-Kan, Holandesa, Alehkine, Siciliana, Escandinava,...)
Yo, últimamente siento que estoy desarrollando una apertura Española, apoyada en díscolos caballos y portentosas torres, pero me estoy encontrando con tantas y numerosas defensas, que mi contrincante me tiene despistado.
Por si acaso, de momento, me enroco.
En el ajedrez los comienzos de las partidas se denominan aperturas. Existen aperturas abiertas, y aperturas cerradas, dependiendo de la forma de desplegar las fichas. Existen enroques, y también un peón puede llegar a convertirse en una dama.
Cuando nacemos, todos lo hacemos en igualdad de condiciones, nos ponen un tablero, que tendrá más o menos escaques (posibilidades). Cuando nacemos podemos ser Reyes, Torres, Caballos, Peones,... y dependiendo de lo que seamos, nos movemos en un sentido o en otro. Cuando comenzamos a vivir, podemos elegir nuestra manera de plantear la vida, estableciendo una estrategia, que nos puede llevar a la victoria, a la derrota, o a las tablas. Nos enrocamos en muy distintos modos (y maneras), y hay muy pocos peones que lleguen a ser damas. Los hay que abandonan a la mitad de la partida, los hay que se sacrifican por otras piezas, incluso los hay que no se mueven en toda la partida.
Existen numerosos tipos de Aperturas en el Ajedrez, y muchas tienen nombre. Un ejemplo de los nombres de las aperturas son: Apertura Escocesa, Apertura Española o de Ruy lópez, Inglesa... Así mismo, las defensas también tienen nombre (Karo-Kan, Holandesa, Alehkine, Siciliana, Escandinava,...)
Yo, últimamente siento que estoy desarrollando una apertura Española, apoyada en díscolos caballos y portentosas torres, pero me estoy encontrando con tantas y numerosas defensas, que mi contrincante me tiene despistado.
Por si acaso, de momento, me enroco.
sábado, junio 03, 2006
Early in the morning
Bajo la calle, las acacias me dan sombra en el camino. El gitano con su cabra lanza sonidos de organillo en la esquina de mi casa. Qué orgullo, que elija ese lugar para representar su actuación. La duda me asalta, cuando me pregunto si todavía le reportará beneficios al gitano dicha actuación. La cabra, el organillo y la escalera ya las tiene amortizadas hace tiempo, pero es que no veo mucha gente que se anime a colaborar monetariamente con su espectáculo.
Avanzando unos metros más una señora mayor de origen sudamericano discute con unos revisores de aparcamiento. La multa es inevitable, hasta que veo venir a dos parientes suyos, con cara de malas pulgas y ocupando un espacio volumétrico mucho mayor que los revisores, vamos, que intimidan. Así que creo que la multa se quedará en el limbo de las multas. Difícil profesión la de los revisores, condenados a ir en pareja, como los guardas civiles.
Y un poco más arriba, un japonés me para a preguntarme si hablo inglés, a lo que respondo con acento marcadamente castizo, y castúo: “Yeh, a bit” Y me suelta una perorata de la que logro entender que busca alojamiento para dormir esa noche, que ha venido desde Japón a buscarse la vida tocando la guitarra española en el barrio de la Latina. “Yes, a place for me, and my guitar” Y yo mientras me alegro de que la globalización me brinde estas situaciones tan pintorescas, dignas de los tiempos en que Luis Miguel Dominguín hacía de las suyas con las actrices de hollywood. Yo emplazo al japonés y a su guitarra a buscarse amigos en el bar más cercano, que seguro que encuentra gente más globalizada mentalmente.
Avanzando unos metros más una señora mayor de origen sudamericano discute con unos revisores de aparcamiento. La multa es inevitable, hasta que veo venir a dos parientes suyos, con cara de malas pulgas y ocupando un espacio volumétrico mucho mayor que los revisores, vamos, que intimidan. Así que creo que la multa se quedará en el limbo de las multas. Difícil profesión la de los revisores, condenados a ir en pareja, como los guardas civiles.
Y un poco más arriba, un japonés me para a preguntarme si hablo inglés, a lo que respondo con acento marcadamente castizo, y castúo: “Yeh, a bit” Y me suelta una perorata de la que logro entender que busca alojamiento para dormir esa noche, que ha venido desde Japón a buscarse la vida tocando la guitarra española en el barrio de la Latina. “Yes, a place for me, and my guitar” Y yo mientras me alegro de que la globalización me brinde estas situaciones tan pintorescas, dignas de los tiempos en que Luis Miguel Dominguín hacía de las suyas con las actrices de hollywood. Yo emplazo al japonés y a su guitarra a buscarse amigos en el bar más cercano, que seguro que encuentra gente más globalizada mentalmente.
jueves, junio 01, 2006
Fábula de la Luna, y la Estrella
Existía el cielo. Y en el cielo habitaba la Luna.
Existía el cielo. Y el cielo estaba lleno de estrellas
La Luna era sola, era única, era especial, porque desde niña aprendió a manejar las mareas y establecer los ciclos de todo lo relativo a lo que suponía querer, amar, sentir. La Luna era la dueña de los sentidos de todo sobre lo que daba vueltas. La luna era distinta. La Luna se sentía sola en un mar de estrellas y planetas. La luna siempre quiso ver el matiz con el que cada una de las estrellas se definían. La Luna no supo amar hasta que sin nada que perder, se dejó llevar por sus sentidos. Quizás porque había nacido Luna, quizás porque la habían hecho creer que era Luna, y que las Lunas se debían a su planeta. Pero no. La Luna no se sentía satélite. La Luna era todo para todos y todas. La Luna no diferenciaba en el amor entre planetas, estrellas y soles. La Luna simplemente quería, amaba. La Luna escondía en su fuerza el miedo a no ser querida. La Luna reñía con la injusticia y con la intolerancia. La Luna estaba viva, era sangre, era vida en el universo.
Y la Luna encontró la Estrella. La Estrella. Ella, sí, Ella. Aquella estrella que sin ocupar el cielo, lo llenaba todo con su espíritu. La Estrella que colmaba sus sentidos. La Estrella que acurrucó a la Luna, cuando ésta más lo necesitaba. Y entonces la Estrella comenzó a enredar con su tiempo la vida que emergía dentro de la Luna, como un iceberg, que descubre la punta, y deja entrever la profundidad de sus sentimientos. Y la Luna desataba el nudo, con la pasión de descubrir en fondo blanco, la sutileza de un roce, de una caricia, de una mirada.
Y la Luna se dejó querer. Y la Estrella se dejó sentir. Y eran dos, pero eran sólo una. Eran la sinergia de sus sentidos, eran el todo y la nada. Eran Luna y era Estrella. Una vez, solamente una vez, bastó para que se enredara la dueña de los ciclos de la vida, con la culpable del brillo del cielo. Y la Luna que siempre se perdía, se acababa encontrando con la Estrella. Y de este modo, en el cielo, cada vez que hay Luna llena, siempre hay una Estrella que henchida de orgullo, presume de sentimientos. Son la Luna y la Estrella, y al resto del universo sólo le queda mirar con curiosidad esta unión, tan limpia, tan pura.
Existía el cielo. Y el cielo estaba lleno de estrellas
La Luna era sola, era única, era especial, porque desde niña aprendió a manejar las mareas y establecer los ciclos de todo lo relativo a lo que suponía querer, amar, sentir. La Luna era la dueña de los sentidos de todo sobre lo que daba vueltas. La luna era distinta. La Luna se sentía sola en un mar de estrellas y planetas. La luna siempre quiso ver el matiz con el que cada una de las estrellas se definían. La Luna no supo amar hasta que sin nada que perder, se dejó llevar por sus sentidos. Quizás porque había nacido Luna, quizás porque la habían hecho creer que era Luna, y que las Lunas se debían a su planeta. Pero no. La Luna no se sentía satélite. La Luna era todo para todos y todas. La Luna no diferenciaba en el amor entre planetas, estrellas y soles. La Luna simplemente quería, amaba. La Luna escondía en su fuerza el miedo a no ser querida. La Luna reñía con la injusticia y con la intolerancia. La Luna estaba viva, era sangre, era vida en el universo.
Y la Luna encontró la Estrella. La Estrella. Ella, sí, Ella. Aquella estrella que sin ocupar el cielo, lo llenaba todo con su espíritu. La Estrella que colmaba sus sentidos. La Estrella que acurrucó a la Luna, cuando ésta más lo necesitaba. Y entonces la Estrella comenzó a enredar con su tiempo la vida que emergía dentro de la Luna, como un iceberg, que descubre la punta, y deja entrever la profundidad de sus sentimientos. Y la Luna desataba el nudo, con la pasión de descubrir en fondo blanco, la sutileza de un roce, de una caricia, de una mirada.
Y la Luna se dejó querer. Y la Estrella se dejó sentir. Y eran dos, pero eran sólo una. Eran la sinergia de sus sentidos, eran el todo y la nada. Eran Luna y era Estrella. Una vez, solamente una vez, bastó para que se enredara la dueña de los ciclos de la vida, con la culpable del brillo del cielo. Y la Luna que siempre se perdía, se acababa encontrando con la Estrella. Y de este modo, en el cielo, cada vez que hay Luna llena, siempre hay una Estrella que henchida de orgullo, presume de sentimientos. Son la Luna y la Estrella, y al resto del universo sólo le queda mirar con curiosidad esta unión, tan limpia, tan pura.
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