Existen días en los que la extraña normalidad de mis asuntos me hacen sentirme relajado y contento. Aunque esta tranquilidad siempre es el preámbulo de tormentas profesionales y sentimentales. Hoy, viniendo por la autovía de Valencia he tenido un pequeño susto. Ha faltado muy poquito para que otro coche me embestiera cambiando de carril. Y digo yo, que estaba hablando por el sin manos en el coche, relajado, contento y feliz, la diferencia entre un instante de felicidad y una catarsis es tan delgada...
Escuchando... BSO Los chicos del coro
Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.
lunes, enero 10, 2005
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