Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.

martes, diciembre 12, 2006

El chino de la China

El chino que se ocupa de la tienda china de mi calle, se marcha. Se marcha a la misma China. Dice que se va a ver a su novia y a su sharpei. Y todos nos alegramos por él. Últimamente sonríe con más asiduidad, y muestra orgulloso, su billete. Incluso creo que un día me cobró de menos. No, después me fijé bien y no me había cobrado de menos.

Pero ahí está sonriente, señalando en un mapamundi con su fino índice dónde está China a la vecina del segundo, mientras ella le explica que donde más lejos ha estado ha estado en su vida es en su pueblo, Camarma de Esteruelas, en la provincia de Madrid. La vecina le ha hecho una chaquetilla de lana, porque según ella, en China tiene que hacer mucho frío. Otros le hacen encargos. El hijo de dicha vecina le ha encargado una katana como la de David Carradine en Kill Bill. El yonki de la esquina, el que pasa droga (sí, Jose, todos sabemos que pasas droga) le ha pedido unas botellas de sake, para calmar su mono. Lucía, una ecuatoriana de buen ver, que pasea sus caderas voluptuosas por la calle todos los días a las siete, le ha pedido un biombo. La de la tienda de periódicos le ha pedido un traductor de Hanzi. El carnicero del mercado, un cuchillo, el pescadero, recetas, y un servidor le ha pedido una postal de la muralla china.

Suerte, chino, en la China.

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