Hay unos cuantos cartones en el interior del cajero automático, que apesta insufriblemente. Saco el dinero rápidamente, antes de que me puedan las náuseas. Salgo a enfrentarme con este sol canalla y encamino mis pasos a la entrada del metro más cercano, no sin encontrarme como una adolescente compra droga en la esquina, que se encuentra justo enfrente del bar, donde a través del escaparate se ve como una sudamericana con vestido ajustado y tanga ríe las gracias de un hombre engominado vestido de traje, gordo, sudoroso y lleno de cortes de afeitado, que relame su último trago de ginebra y apura de su billetera gastada, el último billete que le queda de su miserable sueldo como comercial de una empresa de electrodomésticos baratos. A su lado sentado en una mesa, uno de los camareros del bar, aprovecha que hay poca gente para tomar su menú habitual, bebiendo un vaso de vino donde ve reflejada su cara cansada tras veinte años aguantando escupitajos de almas en las barras, hastiado de tanta verdad.
Bajando las escaleras del metro alguien intenta venderme un paquete de pilas alcalinas, y al entrar casi acabo debajo de la marabunta que sale despedida por las puertas obviando cualquier obstáculo, incluido yo, que tiene para salir al exterior. Una vez dentro la atmósfera se vuelve más humana y calientita si cabe. A mi lado dos jóvenes fumando saltan los tornos y se cuelan rápidamente. En el vagón alguien toca en una guitarra una canción. Se trata de una canción preciosa, pero adaptada a los tiempos del vertiginoso márqueting. Por lo pronto el hecho de cantarla en un convoy de metro hace imprescindible reducir el número de instrumentos, que se limitan a un compact con la música de fondo enganchado a un amplificador recogido de la basura. Amén de la reducción de estrofas de la hermosa canción hasta adaptarla a la duración del trayecto, recogida de dinero incluida.
[...]
Escuchando...Elliot Smith - Coast to coast
Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.
martes, febrero 15, 2005
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