Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.

jueves, febrero 02, 2006

Alientos, derroches, enigmas (capítulo II)


El avión aterrizó en el aeropuerto de madrugada. Cuando salió del aeropuerto, una legión de muchachos de pantalón corto y camisa fuera le rodearon ofreciendo “taxis”, “ônibus”, y un sin fin de palabras que rápidamente se encargo de negar. Fijó su mirada en el coche más “parecido” a un taxi español, un renault 12 con aspecto de haber vivido demasiadas vidas.

El taxista resultó hablar un poco de español, y tras preguntarle sorprendido el porqué de su visita a Brasilia, le invitó a conocer lo que para él era el verdadero Brasil, el Brasil de los cocos, bikinis, disfraces y playas, allá en Bahía. Aarón no supo qué contestar al taxista, y sus pocas ganas de conversación tampoco ayudaron a hacer el viaje entretenido. Desde el retrovisor, el taxista le miraba extrañado por su aspecto, su soledad, y su atípica cara de turista, pensando en su interior que no se trataba más que otro hombre de negocios, tan europeo, como soso.

Conforme se iban adentrando en la ciudad, Aarón se fue encontrando con un panorama demoledor. Brasilia no es una ciudad común. No es ni mucho menos una ciudad al uso. Las avenidas no tenían ningún sentido de la medida. De repente, el cemento y el hormigón, en forma de edificios imposibles, parecían correr detrás del taxi. Tras cruzar las avenidas de los “monumentos” imposibles, se dirigieron a la zona llamada “Plano Piloto”, que parecía no tener fin.

Con un intento de practicar el nuevo idioma para él espetó un silencioso “muito obrigado”, mientras el taxista le negaba la vuelta del billete que inocentemente le había dado. El hotel era una especie de cubo, cuadrado, geométrico, simétrico y lleno de esquinas.

(continuará...)

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