Cruzando el Rubicon.

No es fácil poner puntos finales. Por eso quizás soy un empedernido, usuario, de, comas, cuando escribo. La dificultad de las acciones, se miden por el nivel de sentimiento que conmueven. Seguir mintiéndome a mí mismo no sería honesto. Por eso me dedico diariamente a reunir el valor, que en forma de palabras haga el menor daño posible a los momentos que han sido inmensamente felices los últimos casi tres años. Y a ver como lo consigo sin que se pierda la oportunidad de seguir teniéndolos. Aunque sea de otra manera, desde otra posición. Sólo por honestidad a mí mismo, y a lo que me está ocurriendo. Ahora más que nunca, necestitaría ser Bette Davis en Eva al Desnudo.

Cielos ajenos.

A veces me gustaría que mi cabeza no se hiciera ninguna pregunta, para poder disfrutar de cada instante y cada momento, como si fuera único. Ni porqués, ni cómos, ni consecuencias, ni preocupaciones. Sólo el momento. Sólo la sensación. Solamente dejar pasar el tiempo desde que llego de trabajar, hasta que desayuno mirando un cielo que me es ajeno.

Neón. Venice.

Cercanías, lejanías, minorías

Nadie es dueño de sus sentimientos. Si alguien lo es, por favor, que levante la mano (o me haga un apunte). Y quien haya podido dominar sus sentimientos de cariño, amistad, lealtad, compañerismo, solidaridad, amor, fidelidad, honestidad, etc... que tire la primera piedra. Ala, a dormir.